miércoles, 1 de octubre de 2008

Del libro "Los árboles no crecen tirando de las hojas”

(Fragmento del prólogo)

Es tambien normal que surjan momentos en que los padres no sepan qué hacer o cómo hacer ante un problema de la crianza. Ante estas situaciones cabe una sugerencia: que se guíen por aquello que sus propios bebés les indiquen sobre la manera de resolver la cuestión. Cadnou lo que uno sabe como padre no funciona en un momento determinado, no hay consultor más adecuado a quien recurrir que el propio bebé. Es posible preguntarle su opinión al bebé. Por supuesto, no verbalmente. Pero esto no es una desventaja. Al contrario, al no utilizar lenguaje verbal evitamos uno de los inconvenientes que tiene el lenguaje, que es la posibilidad de ocultar. En cambio, con sus formas expresivas directas, sus gestos, su estado de ánimo, su estado de interés, el bebé nos puede ir indicando, si nos fijamos atentamente, cuáles son sus necesidades y la manera en que él necesita que las atendamos.

Visto así, es fácil reconocer que el bebé, sin proponérselo, puede funcionar como maestro de sus padres, enseñándoles a ser padres, aunque al comienzo era necesario que supieran cómo serlo. Esto es una paradoja de la vida, que a pesar de las innumerables reyertas cotidianas puede en su conjunto ser muy gozosa y enriquecedora.

Los árboles no crecen tirando de las hojas
Hoffmann, J.M., Ed. Del Nuevo Extremo, 2006.

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